Se habla mucho de este tipo de este problema en el caso de los niños, pero muy poco o nada en personas de edad adulta siendo de idéntica importancia. El Trastorno por Déficit de Atención es un diagnostico bastante joven en el mundo de la psicología de que, hace unos 20 años, no se hablaba ni se tenía constancia de su existencia. En la actualidad nos encontramos con adultos de entre 30 y 40 años que han vivido en un estado de caos constante, han sido personas muy problemáticas. Lo que no sabían, como hemos indicado por su reciente descubrimiento, es que su mente funcionaba de forma diferente y les provocaba ser y actuar de determinada forma, tenían un trastorno. Es muy importante el diagnostico un diagnostico temprano pues mejora notablemente la calidad de vida, no obstante, existe gran cantidad de personas adultas que actualmente padecen este problema y aun no lo saben.
En niños sabemos que 5 de cada 10 presentan algún tipo de trastorno desafiante y que, concretamente, el 7% de la población en España tienen el Trastorno por Déficit de Atención. De estos niños, se estima que más del 80% continuarán presentando problemas en la adolescencia, la madurez y el paso de la etapa pubescente eliminará el trastorno en algunos casos pero entre el 30-65%, lo seguirá manteniendo en la edad adulta. Esto quiere decir que, aproximadamente, el 3’4% de la población total adulta seguiría teniendo este trastorno. Este resultado que, aunque parezca no tener importancia por la cantidad, es alto, se justifica por ser un trastorno tan joven en el conocimiento de su existencia. La gente que de niño lo padeció y de adulto lo mantuvo no fue diagnosticada nunca.
Primero tenemos que saber diferenciar el Trastorno por Déficit de Atención (TDA) del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Como su propio nombre indica, la principal diferencia, con sus implicaciones pertinentes, es que uno presenta este trastorno añadido de la hiperactividad y el otro no. A continuación nos centraremos específicamente en el TDA puesto que el TDAH podría considerarse como trastorno sintomáticamente más fuerte como única diferencia.
Son personas con TDA tienen como principal característica es la incapacidad para fijar la atención en una tarea o cosa concreta. Les vienen muchas ideas o muchos pensamientos, uno detrás de otro, y les abruma. Imaginemos: son personas que no pueden leer un libro con facilidad porque se pierden y tienen que volver a empezar de nuevo una y otra vez, tampoco pueden ver una película porque, al no ser que sea extremadamente interesante y les atrape, otra vez se volverán a perder pensando en otras cosas e interrumpirán la película constantemente porque se aburren y necesitan hablar.
La segunda característica o síntoma que padecen es una gran impulsividad. Pierden los papeles a la mínima, las discusiones o los conflictos con ellos son tremendos, pueden decir barbaridades que en ese momento no controlas y arrepentirse de forma prácticamente instantánea.
El tercer síntoma es que se aburren con una facilidad increíble. A todas las personas nos afecta o molesta el aburrimiento en mayor o menor medida, pero a las personas TDA el aburrimiento no es que les moleste, es que les duele, no lo pueden soportar. Es por eso que los niños TDA están continuamente metidos en problemas, (se suben al tejado, le pegan a su hermano, no paran de moverse, etc.) no paran porque se aburren y necesitan acción. Este comportamiento también se mantiene en la fase adulta de los TDA aunque de otra forma (juegan a juegos de apuestas, suelen ser grandes usuarios de prostitución, corren con el coche a gran velocidad) siempre por el mismo motivo: evitar un aburrimiento que no pueden soportar.
Los TDA también mienten mucho, pero no por ser malas personas sino debido a que, cuando fueron niños, ya se metían en muchos líos por culpa de su explosividad y, al ocurrir esto un día tras otro, una salida fácil y normal es mentir para librarse de las consecuencias y así lo aprenden de cara a su madurez.
Estos adultos ya venían experimentando problemas en su periodo escolar durante la infancia que no les permitían estudiar ni concentrarse con una facilidad normal. Para ellos, les supone un sufrimiento ya que la tarea de concentrarse les es prácticamente imposible por no poder fijar la atención en, por ejemplo, un libro. Si que existen casos en los que algún TDA, por tener una gran memoria y ser muy inteligentes, han podido sacarse los estudios. El problema en estos casos venia a la hora de hacer una carrera que requería especial exigencia, como medicina o alguna ingeniería. De haber diagnosticado y tratado su TDA desde una edad temprana si podrían haber tenido las mismas posibilidades de cualquier otra persona sin el trastorno, por ello se hace de vital importancia que, bajo cualquier sospecha, se consulte a un profesional de la psicología que le pueda proporcionar ayuda a edad temprana para que sea lo menos trascendental en su vida.
Como comentábamos al inicio, muchos TDA tienen, además, hiperactividad (TDAH). La hiperactividad les provoca una tremenda necesidad de movimiento constante y no paran de hacer muchas cosas. Un ejemplo del típico hiperactivo es aquel al que le cuesta mucho estar sentado.
El primer paso es darse cuenta que podemos tener el trastorno si experimentamos los síntomas que hemos comentado anteriormente. Para ello, es importante que la persona que así lo sospecha acuda a un especialista en Trastorno por Déficit de Atención ya que un profesional podrá hacerte todas las pruebas pertinentes y podrá medir, de ternerlo, tu nivel exacto de TDA de forma definitiva.
A partir de esto, la respuesta será fundamentalmente farmacológica. Existen fármacos que, automáticamente en un momento les fija la atención y de repente pueden leer o ver una película y disfrutarla, les cambia totalmente la vida. El principal fármaco, curiosamente, es de la familia de las anfetaminas. Si una persona que no padece TDA se toma una anfetamina automáticamente se pondrá a 100, pero si una persona con TDA se toma una anfetamina se fija su atención y se calma.
También existe un tratamiento psicológico para acompañar a este farmacológico. Este tratamiento va encaminado a que ellos aprendan algunas técnicas para poder paliar ese déficit de atención y esa hiperactividad. Algunos de ellos son: llevar agendas o recordatorios, obligarse a cumplir con los compromisos que tienen en su vida, controlarse a la hora de mentir y controlar la impulsividad.
En resumen, una cosa que caracteriza a los TDA es que su infancia siempre ha sido muy complicada por estar metiéndose continuamente en líos, fruto de ese aburrimiento que les producía el no poder concentrarse en nada concreto que les producía el TDA. Pero en realidad ni son personas vagas, ni son personas malas como podían llegar a creer sus padres. Lo que pasa es que su mente funcionaba diferente y no lo sabían.
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