Es un tema que está en la calle y en la actualidad desde hace muy pocos meses. Todos hemos observado cómo han proliferado por las calles de nuestros pueblos o ciudades esos locales conocidos como casas de apuestas. No se tratan de salas de juego exactamente como los recreativos a los que estábamos acostumbrados a ir de pequeños, ni tampoco se trata de bares donde la gente se reúne con el objetivo principal de tomarse un refrigerio mientras ve el fútbol, sino que son locales cuyo principal fin motor de negocio son las apuestas. Lugares donde la gente apuesta dinero a diferentes modalidades: ruletas, tragaperras, carreras de galgos, etc. pero sobre todo vinculadas al mundo deportivo.
Evidentemente, por estadística y proporcionalidad natural, al aumentar el número de casas de apuestas aumentará el número de clientes de las mismas. A diferencia de la lotería o los juegos de cartas es que, mientras para comprobar si hemos ganado una Quiniela hace falta esperar una semana, estas apuestas son inmediatas, lo que genera una mayor adicción. Sin embargo, el nuevo problema que se presenta ahora es el nuevo perfil de gente que buscan y captan.
El perfil de esa gente que acude a estas nuevas casas de apuestas dista mucho del clásico de otro juegos como el bingo o las máquinas tragaperras de los bares, estamos hablando de otro sector mucho más joven de entre 18 (edad mínima para entrar y participar en las mismas) y 30 años. Corre el riesgo de que estas salas puedan llegar a convertirse en espacios de ocio para los jóvenes, pudiendo llegar a crear y hacer creer en ellos conductas ludópatas que suponen un autentico problema a tan temprana edad.
Son sitios que abiertos cara al público en los que la única condición para entrar es presentar un DNI o documentación que acredite tu mayoría de edad. Como en casinos: no hay relojes o ventanas que muestren el discurrir del tiempo, con un nivel de luz bajo que lo hace cómodo y cercano. Siempre hay una sala con una barra a modo de bar y televisiones en las que ver de forma simultánea diferentes deportes para animarse a realizar la apuesta. Además de ejercer de casa de apuestas, es común que se ofrezcan aperitivos de forma gratuita para crear un ambiente distendido entre los clientes para que sociabilicen comentando deportes y apuestas, intentando imitar el conocido ambiente de un bar para disfrazar su principal función. Están creados de una forma acogedora para atraer a dos perfiles: un perfil de gente que necesita socializarse y el que se está socializando. Con estas condiciones, las casas de apuestas pueden convertirse en los lugares de ocio de los jóvenes, cuestión que puede revitalizar ese aumento de la ludopatía y fomentar la formación de futuros ludópatas.
Además, ahora las apuestas pueden realizarse vía online. Ni si quiera e necesario salir de casa para jugar y hace que sea más difícil detectar un problema. También diluye la posible crítica o carga social que implicaba antiguamente la persona solitaria que se dedicaba a dejarse los ahorros en la tragaperras de un bar a la vista de todo el mundo.
Es justo este tipo de personas, los jóvenes, los que por regla general se les hace muy difícil la toma de conciencia del problema de las adicciones por creer mantener una situación de control y no imaginar que les puede marcar de por vida. Normalmente, desde que asume este vicio hasta que se decide tratarlo, suele pasar una media aproximada de 10 años.
El paso más importante es el de estar comprometido contigo mismo/a. Dejar las apuestas no es algo que se pueda tomar a la ligera, requiere un tiempo y conciencia firme en serte fiel a ti. Esto significa no volver a apostar jamás, estar decidido requiere haber tomado la determinación definitiva sobre las apuestas de no volver a gastar ni un euro más en el juego. Para facilitar esta decisión debes definir una meta con algún objetivo propio que haga que nada ni nadie pueda interponerse entre tu meta y tú.
Para reforzar esta convicción a continuación planteamos una serie de razones para dejar los juegos de azar y las apuestas:
Si pese a todo esto no lo consigues, no te preocupes, podemos ayudarte.