El estrés se trata de un problema muy normal y común hasta el punto de que, según encuestas realizadas en España, el 84% de los adultos dicen padecer estrés y quejarse del mismo. Esto es un problema enorme que no merece ser minusvalorado porque, además del malestar psicológico que causa, eleva la tensión arterial y produce demás alteraciones físicas en consecuencia. Por estos motivos, no es una cosa con la que deberíamos convivir y conformarnos como hacemos en la actualidad, sino que debemos combatirlo para erradicarlo en su totalidad.
Antes debemos de saber que la mayor parte del problema del estrés es más psicológico que del entorno en el que nos encontremos. En muchas ocasiones creemos que lo que nos estresa es el trabajo, los niños, la casa, los estudios, etc. y no es así. En realidad, en la mayor parte de los casos, nos estresamos nosotros. La prueba de ello es que a personas que están en la misma situación en la que consideramos de estrés, no siempre que nosotros no tiene porque sucederles. Entonces la clave para acabar con el estrés en realidad es no darle tanta importancia falsa o irracional a cosas que no la tienen.
Vivimos tiempos un poco convulsos en los que mucha gente está en paro o vive en una precariedad laboral importante que causa una gran inestabilidad, pero no es completamente cierto que sea esta situación la que genere estrés. La prueba es que ha habido otras épocas en la historia, incluso reciente, en la que ha habido las mismas condiciones en las que estamos ahora o incluso peores. En cambio, no había un nivel de estrés del 84% en la población ni mucho menos. Teniendo lo anterior en cuenta, no es cierto que sean las circunstancias externas las que nos producen estrés, somos nosotros en gran medida. El problema es que le damos demasiada importancia a lo que hacemos y a lo que nos pasa.
Hoy en día nos estresamos con los niños, con nuestras tareas, hasta en vacaciones. El problema del estrés no está tan ligado a la crisis económica como creemos porque estos índices ya eran similares justo antes de la misma, los niveles de estrés han aumentado muy poco desde que tenemos el problema del paro y de la crisis económica. Esto es otra prueba de que el estrés o el automalestar psicológico nos lo generamos.
El problema está en que le damos demasiada importancia a multitud de cosas que no tienen demasiada importancia. Lo único importante en la vida de las personas es tener la comida y la bebida del día, todo lo demás es un juego que debemos de jugar para hacer la vida más interesante, pero no es necesario. En cambio, si cada cosa que emprendemos lo hacemos como si fuera el fin del mundo diciéndonos “si no alcanzo este trabajo o este nivel soy un fracasado”, nos estaremos metiendo nosotros solos una presión increíble. En ocasiones, en nuestro dialogo interno, nos podemos llegar a decir cosas incluso más fuertes y es algo que debemos cuidar pues tendrá influencia directa en nuestras acciones.
Para cambiar nuestros valores es necesario reflexionar de una manera profunda y convencernos de que las múltiples cosas que aproximadamente el 90% de las cosas que hacemos a lo largo del día no son importantes, solo lo son un poco. Si nos convencemos de esta filosofía notaremos que incluso llegaremos a rendir mejor, con tranquilidad y sin tensión la mayoría de las cosas salen bien. Acumulando tensión no obtendremos tan buenos resultados y, además, generaremos estrés. Rendiremos mucho más si disfrutamos de las cosas que hacemos que no en clave de imposición, este es el secreto de algunos personajes de gran transcendencia y deportistas de élite:
Por supuesto debemos ser responsables y consecuentes con nuestros actos, pero la mayor responsabilidad que tenemos en la vida es la de disfrutar y hacer mejor la vida de las personas que nos rodean, no tener un coche muy caro o tener un cargo muy alto, es os optativo. Lo que es irresponsable es no disfrutar de la vida. Para ello se hace imprescindible cambiar nuestra filosofía sobre lo que es responsable y lo que no lo es para decidir en consecuencia.
¿Cómo saber si tenemos una mala filosofía de vida? Cuando empezamos a estresarnos y a llenarnos de emociones negativas (depresión, ansiedad, ira, vergüenza excesiva, etc.) es porque le estamos dando importancia a cosas que no la tienen. Lo importante es ser felices y eso no estresa. Por lo tanto la señal de que estamos teniendo una mala filosofía de vida es temer malas emociones, no ser feliz.
Es habitual que estemos rodeados en nuestro trabajo de gente estresada que nos lo contagie o que nos impongan ciertas cosas. Pero el dueño de tu mente eres tú, si tú te amueblas muy bien la cabeza, los problemas y el estrés de las personas que te rodean te van a afectar muy poco. Así, si nuestro jefe nos mete presión, le comprenderemos pero trabajaremos intentando estar a gusto. Tenemos que entender que el estrés de los demás se debe a terriblizaciones ocasionadas por la exageración de problemas.
Si nosotros como trabajadores no logramos cumplir con nuestros objetivos, tenemos que pensar que estresándonos y amagándonos no los cumpliremos mejor. Sí, tendremos un problema porque no conseguiremos cumplir nuestras tareas, pero si también nos estresamos tendremos dos problemas, que será mucho peor que el primero.
Si en el trabajo te piden algo que no puedes hacer porque, pese a pedírtelo, no te dan los medios para que lo hagas, cambia de trabajo, si no puedes ahora cuando puedas. Ese estrés ya no será psicológico, a la larga, será muy insoluble a nivel físico. Así que no te tomes a mal si te despidieran, afróntalo con confianza y planes de futuro.