Muchas personas piensan, porque se ha dicho, que la religión es el opio del pueblo o que se trata de un mecanismo psicológico para enfrentarse a la muerte. No obstante, desde un punto de vista antropológico y psicológico, estas razones no pueden ser los orígenes y fundamento de las religiones.
El origen y fundamento de las religiones es la experiencia espiritual. La experiencia espiritual es una sensación de gran paz interior, de armonía, de plenitud y cierta sensación de conocimiento de que todos estamos unidos, cierta consciencia de eternidad. No se trata de una experiencia asilada, muchas personas en diferentes lugares del mundo y diferentes tiempos, en ciertos momentos de su vida bellos o armónicos (como por ejemplo en la montaña o viendo un atardecer frente al mar) han tenido eso que se suele llamar “experiencia religiosa” y se considera el núcleo y origen de las religiones. El ser humano, pese a encontrarse aislado por ejemplo en una isla desierta, sin ninguna influencia o conocimiento de las religiones, una y otra vez ha tenido esta experiencia religiosa. Así, podría incluso llegar a decirse que tenemos el gen de la experiencia religiosa por el que, inevitablemente, creamos las religiones.
En el momento en el que nos invade esa experiencia en nuestro cerebro, a nivel neurológico, ocurre lo que se llama “hipersincronía neuronal”. Esto consiste en la activación al mismo tiempo y en el mismo sentido de un gran grupo de neuronas del cerebro, esa hiperactivación neuronal produce lo que nosotros entendemos como experiencia religiosa. Esto no es un fallo del cerebro, es una función y el cerebro humano está programado para tener es función de la espiritualidad según afirman biólogos y antropólogos. Sin embargo, esta experiencia no se puede mantener mucho tiempo, llega un momento en la que puede ser abrumadora, pudiendo llegar a desmallarnos o a tener incluso un ataque epiléptico provocado por el impacto neuronal que puede tener.
Cuando hablamos de religiones nos referimos a su conjunto ya que existen tantas que es imposible cuantificarlas. Pero prácticamente todas las religiones, desde un punto de vista psicológico, son benéficas. Es cierto que muchas veces se dice que las religiones han hecho mucho mal pero, en conjunto si analizamos de una manera objetiva las religiones de todos los tiempos y la actual, puede llegar a considerarse un bien para la humanidad que ha causado más bien que mal (educación y creación de las primeras escuelas, caridad, etc.). La psicología cognitiva, también llamada psicología racional, tiene muchísimos puntos en común con las religiones, manejan conceptos de forma parecida que son benéficos para la mente humana y que hacen que nos convirtamos en personas fuertes y felices.
La religión impulsa un gran sistema de valores y la psicología cognitiva también. Un ejemplo es, en psicología cognitiva, que se dice que lo más importante en la existencia es la capacidad de amar a la vida y a los demás, muy por encima de otras cualidades como lo son la belleza física, la inteligencia, etc. Esto es porque lo que realmente nos hace felices es amar la vida y a los demás, te abre al mundo y te da una plenitud fantástica, lo otro te puede causar alguna satisfacción pero no es lo más importante en la vida. Ambas, psicología cognitiva y religión, tienen un gran sistema de valores que hace que las personas no se preocupen de cosas superfluas. Las personas que son muy creyentes y que lo practican en su mejor forma, por ejemplo, no suelen tener complejos de feo, de tonto, etc. Ellos viven con plenitud porque saben que el mayor atributo de las personas es la capacidad de amar.
Una de las bases de la psicología cognitiva racional es combatir la creencia de que necesitamos mucho para estar bien. Considera esta creencia como la enfermedad del siglo XXI, culpable de anomalías psicológicas como el estrés, depresión, etc. Así, la psicología cognitiva, pretende hacer llegar a la conclusión de que necesitamos muy poco para estar bien (solo el agua y la comida del día). La biblia también comparte esta idea, en uno de sus párrafos llega a comparar la preocupación de un pájaro por los bienes terrenales innecesarios con las del ser humano argumentando que carecería de sentido.
En suma, la psicología cognitiva inculca que nada ni nadie es importante, esta creencia es considerada mejor por ser un gran desestresante. Entender que el universo tiene unas dimensiones descomunales, para nosotros incluso inimaginables, y que somos una minúscula parte de él. Comprender esto requiere asumir que somos tan pequeños que en cierto modo si algo hacemos mal no será tan importante por nuestra insignificancia, así solo intentaremos ser felices. Las religiones también nos hablan de algo parecido, en cambio consideran que la importante es la otra vida, que a efectos prácticos también cumplen esa necesidad de desestrés.
Para los creyentes, la muerte es solo un pasaje natural para otra vida y además depende de Dios, no dependen de nosotros. También comparte esta perspectiva de la muerte con un pensamiento más racional que el religioso como un pasaje más que hay que respetar como pudiera ser la primavera, el verano o cualquier cosa natural. Por lo tanto, la muerte tiene una función, aunque no la entendamos del todo, y la respetamos enseñándonos la creencia de no tenerle miedo.
Pese a todas las creencias que comparten, existen dos puntos en los que la psicología racional choca con la religión:
Estos cambios, como poco a poco van corrigiendo y adaptando, harían que muchísima más gente que tiene una mentalidad científica pudiera ser mucho más espiritual y abrazase la religión católica sin considerarse una persona un poco ilógica que es lo que está sucediendo en la actualidad.