Cada vez las parejas duran menos, las últimas estadísticas apuntan a que las parejas españolas no aguantan más de una media de 16 años, se separan. Esta cifra se reduce aún más, con lo que se convierte en un problema cada vez más común y dentro de poco lo común será haberse separado.
En ocasiones, en la sociedad existe una obsesión con que las parejas duren toda la vida pero, nos podríamos pregustar, ¿es eso natural? Es cierto que es la tradición y es lo que se ha demandado en los últimos siglos pero, ¿es normal que el ser humano quiera estar junto a una misma persona durante toda su vida? Gran cantidad de antropólogos y psicólogos piensan que no y que, de hecho, este aumento de casos de divorcio se está produciendo porque lo natural es no estar tanto tiempo con una persona. Se justifica la larga duración de los matrimonios de antes por la gran situación de desigualdad en la que el hombre era poseedor de la mujer y la necesidad de ella de estar con un hombre. Ahora que la desigualdad se ha reducido, estamos observando que lo natural es que la gente no esté tantos años juntos porque se acaban aburriendo el uno del otro.
El hecho de separarse se tendría que llevar con mucha más normalidad y no llegar a hacer un trauma. Si en realidad pensásemos que es normal en el ser humano y que su apetencia natural es el cambio, lo llevaríamos mucho mejor. Se debe a que, gran parte del trauma por una separación, es porque nosotros mismos nos decimos que no deberíamos separarnos por considerarse un fracaso y el miedo a una posible soledad.
Una separación, de normal, no tiene porque llevar a una depresión. Cuando la depresión ocurre es porque nosotros mismos pensamos que lo que nos ha sucedido es horroroso, que estamos solos y que no podremos volver a ser felices nunca más. Si te machacas cada día con ese pensamiento te acabaras deprimiendo, pero una separación debería ser una cosa mucho más ligera, tranquila e incluso positivo.
Así, una de las claves para superar una separación es entender que la vida es cambio. En estos tiempos que los seres humanos demandamos tanta seguridad que nos gusta demasiado la permanencia y no nos damos cuenta de que la vida es cambio constantemente en todos los ámbitos (edad, trabajo, gustos, familia, etc.) y es lo bueno de la vida porque si no sería muy aburrida. No nos gustan los cambios porque necesitamos cierta estabilidad y estar en pareja te da esa estabilidad. Muchas veces, detrás del miedo a separarse, se esconde el miedo a la soledad. Gran parte del trauma de la separación es porque la gente tiene miedo a estar sola. Tiene miedo a estar sola porque se ha metido en la cabeza que la soledad es mala y no es así (echa un vistazo a nuestro artículo “Miedo a la soledad” en este blog).
Es muy importante aceptar el cambio y vernos a nosotros mismos como en continua transformación. Cada día que nos despertamos somos otro. Si nos olvidamos del pasado y nos centramos en nuestro presente y nuestro futuro vamos seremos mucho más eficientes y felices.
Otro método es, si ves que la relación no va bien, antes de separarse es distanciarse tres o cuatro meses temporalmente como un tiempo de prueba. En ese tiempo cada uno debe vivir su vida como si estuviera separado y probar la vida de soltero. Al cabo de cuatro meses que se volverán a juntar y hablarán si quieren seguir juntos o quieren separarse de verdad.
Nos han enseñado que amar es necesitar y eso es neurótico. Nosotros tenemos que amar sin necesitar, pensar que tu solo podrías ser muy feliz pero que con tu pareja puedes compartir esa felicidad. Saber que si la otra persona no estuviese también podríamos ser felices, esto es un amor en libertad, un amor solido y propio de una persona madura.
Otro motivo de preocupación es una separación es, si se tienen niños, que estos sufran con la separación. Los niños se preocupan de lo que los padres les transmiten, si unos padres se separan con mucha naturalidad y buena relación entre ellos los niños lo llevaran muy bien. En cambio, si lo padres viven esa separación como un trauma, les transmiten esa idea a los niños y los niños lo evidencian como un trauma.
Los cambios en la familia pueden forzar que el niño/a tenga que adaptarse a un nuevo ambiente. Los cambios hacen que se genere incertidumbre lo que hace que tengan que afrontar una situación que le puede provocar miedo sobre lo que vendrá y estrés. La ventaja es que, al pasar esta etapa, le dará una mayor seguridad porque sabrá que es capaz de adaptarse a lo que venga. Cuando se les comunica una separación a los hijos hay que la separación es solo como pareja, no como padres.
Los padres deben de poner de su parte para que la comunicación sea sin conflictos y que no tenga efectos negativos en los niños. Una de las primeras partes que ha de afrontarse en una separación con hijos es la custodia. En esta uno de los padres responderá de los cuidados físicos, psíquicos y legales del niño. Este padre debe tener especial cuidado en no enseñar al niño a odiar a su padre o madre, eso conlleva dejar de lado cualquier tipo de manipulación o comentario negativo sin venir a cuento.
Puede haber situaciones más complicadas en las que la expareja terribiliza de forma extrema sobre la separación poniendo a los, hijos, familiares y amigos en contra. La mejor solución en esos casos para paliar ese comportamiento es amor y sentido del humor, no terribilizar también. Así, los hijos a largo plazo, cuando crezcan verán quien es el padre más sensato y que ha sabido hacer mejor las cosas, lo asimilará para posteriores situaciones de su vida y aprenderá a tratar al otro padre que terribiliza. Esto ocurre porque en ese momento es una persona que se ve herida y su cerebro fuerza un comportamiento infantil. Esta situación sobre todo suele darse cuando una de las partes tiene pareja.
También pueden darse situaciones irreconciliables o que simplemente no se sabe cómo afrontar los problemas. En estos casos se aconseja acudir a un mediador familiar. Ese mediador suele ser un psicólogo y la mediación consiste en llegar a un acuerdo sobre la custodia, visitas, pensión alimenticia, bienes, etcétera, antes de que un mecanismo legal intervenga. Las funciones de la mediación son: ofrecer ayuda a la hora de tomar decisiones, hacer acuerdos duraderos para no someter a los niños a cambios, fomento de la relación como padres, resolución de conflictos con técnicas de mediación y apoyo al niño para que pueda entender la nueva situación. La mediación es totalmente voluntaria e independiente a jueces o mecanismos legales. Consulta tu problema con nosotros.