Esta teoría afirma que la inteligencia humana es un conjunto de diferentes tipos de inteligencias que funcionan de forma semi-independiente y que permiten desplegar determinadas habilidades en un área concreta de la vida. Esto significa que una persona puede desarrollar uno o varios tipos de inteligencias orientadas a esferas específicas, como la comunicación, la lógica o incluso las relaciones sociales. En sus estudios, Gardner encontró 8 tipos diferentes de inteligencia, aunque no descarta que existan más.
• Inteligencia lingüística. Se refiere a la capacidad para hacer un buen uso del lenguaje en todos los sentidos. Una persona con inteligencia lingüística es aquella que domina la comunicación ya sea, verbal, no verbal o escrita. Es alguien capaz de captar rápidamente los significados que se esconden en la palabra escrita, así como en el discurso hablado. De hecho, es una inteligencia que se suele apreciar en poetas, escritores, líderes políticos o religiosos, así como los grandes oradores. Desde el punto de vista neurobiológico, el desarrollo de esta inteligencia se relaciona con algunas zonas específicas del cerebro, como el área de Broca, de Wernicke y la región frontal, que son las principales responsables de la comprensión lingüística, la elaboración gramática y el lenguaje.
• Inteligencia lógica-matemática. Se trata de un tipo de inteligencia basada en el pensamiento lógico y las habilidades físico-matemáticas. Las personas que tienen esta inteligencia desarrollan una capacidad superior a la media para identificar modelos y hacer cálculos, formular y verificar hipótesis y analizar ideas abstractas. Estas personas tienen muy desarrolladas algunas áreas del lóbulo parietal izquierdo y de la corteza frontal, las cuales potencian el razonamiento inductivo y deductivo. Como resultado, suelen tener una gran facilidad para resolver problemas complejos mentalmente, por lo que se convierten en científicos, ingenieros, economistas y astrónomos.
• Inteligencia musical. Se trata de un tipo de inteligencia que caracteriza a los músicos, compositores, críticos musicales, así como a las personas que tienen una sensibilidad especial por la música y los sonidos. Esta inteligencia está vinculada al desarrollo de algunas áreas cerebrales específicas, como el lóbulo temporal derecho, que se relaciona con la percepción, la audición y la sensibilidad auditiva. De hecho, quienes desarrollan la inteligencia musical tienen una gran agudeza auditiva que les permite captar sonidos y tonos prácticamente imperceptibles para el resto de las personas. Sin embargo, aunque la predisposición biológica es importante, también es fundamental crecer en un entorno que estimule las habilidades musicales.
• Inteligencia espacial. Esta inteligencia se sustenta en la habilidad para observar el mundo y los objetos desde diferentes perspectivas. Básicamente, estas personas son capaces de apreciar el entorno en tres dimensiones y de abstraerse para extraer diferentes fragmentos de esas perspectivas. Se trata de una habilidad relacionada con el hemisferio cerebral derecho y el lóbulo occipital, aunque también está íntimamente vinculada con el desarrollo de los receptores sensoriales, razón por la cual las personas que no pueden ver suelen desarrollar este tipo de inteligencia. También es común en los arquitectos, ingenieros, cirujanos y profesionales del diseño, la decoración y el arte.
• Inteligencia corporal-kinestésica. Más allá del uso cotidiano que todos hacemos de nuestras habilidades motoras, hay quienes tienen una capacidad especial para resolver problemas utilizando su cuerpo. Generalmente se trata de deportistas, bailarines, escultores, actores y cirujanos. Estas personas desarrollan una habilidad natural para controlar el movimiento, lo cual se debe, esencialmente, a un mayor desarrollo de la corteza motora, los ganglios basales y el cerebelo. Además, es usual que sean ambidiestros o que puedan coordinar sus movimientos predominantes (izquierda-derecha) de manera armónica, lo cual garantiza una expresión corporal óptima.
• Inteligencia intrapersonal. Estas personas son capaces de formarse una imagen muy precisa de sí mismas, saben cuáles son sus necesidades, fortalezas y debilidades. De hecho, se trata de una inteligencia muy vinculada al autoconocimiento, la reflexión y el autoanálisis. Básicamente, son personas capaces de controlar su mundo interior, que cuentan con las herramientas psicológicas necesarias para motivarse y encontrar su propio camino en la vida. Tienen una gran capacidad para plantearse metas, evaluar los pros y los contras de las decisiones y controlar las emociones. En este tipo de inteligencia los lóbulos frontales desempeñan un papel fundamental pues están relacionados con el desarrollo del pensamiento reflexivo, la metacognición y la comprensión. Son personas con una gran madurez emocional, un profundo autoconocimiento y una gran disciplina.
• Inteligencia interpersonal. Empatía, capacidad para comprender a los demás y habilidad para hacer amistades con facilidad son las cualidades principales que caracterizan a las personas con este tipo de inteligencia. Esta capacidad se basa en el desarrollo del lóbulo frontal, cuya actividad se relaciona con la capacidad para manejar las relaciones humanas y la sensibilidad para reconocer las necesidades, motivaciones y emociones ajenas. Se trata de una inteligencia que tiene su principal escenario en la interacción social, por lo que suele apreciarse en las personas que prefieren trabajar en equipo o que sienten una vocación por ayudar a los demás, como los docentes, psicólogos, terapeutas, coach y psiquiatras. (La inteligencia intrapersonal junto a la interpersonal formarían el concepto de inteligencia emocional propuesto por Goleman).
• Inteligencia naturalista. Es un tipo de inteligencia es muy especial relacionada con la sensibilidad para observar y disfrutar de la naturaleza. En realidad, todos tenemos este tipo de inteligencia, pero hay personas que desarrollan una capacidad más aguda para observar, identificar o relacionarse con las diferentes especies de la flora y la fauna, como por ejemplo: los biólogos, veterinarios, ambientalistas y naturalistas. Estas personas también tienen una capacidad especial de supervivencia que les permite desenvolverse con mayor libertad y autonomía en el mundo natural. De hecho, suelen ser exploradores innatos y apuestan por mantener un estilo de vida que les permita estar en contacto directo con la naturaleza.
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