Presta mucha atención a las siguientes fotografías y, tras observarlas unos segundos, dime si ves algo fuera de lo común en ellas:
¿Ya? ¿Has visto algo curioso? Te entiendo, yo también he visto una cara en el grifo, un diablo en la nube y la virgen en la tostada de pan. Es interesante, ¿no? El como nuestro cerebro puede percibir un estímulo aleatorio (ej: un grifo o una nube) como si fuese una cara o el mismísimo diablo. Lo cierto es que este fenómeno se conoce en psicología como pareidolia, y se producen como consecuencia de lo rápido y concreto que es nuestro cerebro. Esa velocidad de procesamiento la hemos desarrollado para sobrevivir, al igual que la necesidad de concretar lo que vemos ya que, antiguamente, dudar sobre si la silueta que vemos en un arbusto es un ser que me puede comer o no, podía suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Por ello, si nuestro cerebro ve u oye una forma o sonido similar a algo que conocemos, probablemente se de una pareidolia. Otro ejemplo de estas son las psicofonías.
Pero ¿no te llama la atención que la mayor parte de las siluetas que vemos nos parecen caras? Esto se debe a que somos muy buenos percibiendo caras, ya que tenemos una zona en el cerebro especializada en el reconocimiento de las mismas. Esa zona está compuesta por el área facial occipital, el área facial fusiforme y el surco temporal superior; especializadas, entre otras, en el reconocimiento de las caras.
Ahora bien, todos utilizamos mucho las palabras “ilusión” y “alucinación”, todos creemos saber qué es lo que son, ¿verdad? ¿Podrías decirme entonces si una pareidolia se trata de una ilusión o una alucinación? La respuesta correcta es que las pareidolias son un tipo de ilusión conocido como ilusiones perceptivas. Tanto si has acertado como si no, vamos a ver en qué se distinguen los dos términos nombrados.
En el caso de la ilusión, se trata de una mala interpretación de un estímulo. En el caso de la pareidolia y de los espejismos, nosotros estamos viendo una cosa pero nuestro cerebro percibe eso como algo diferente de lo que realmente es.
Por otro lado, la alucinación es la percepción aparente de un estímulo externo sin que dicho estímulo este presente. Dicho de otro modo, en la alucinación no hay estímulo, lo ponemos nosotros. Además, poseen otra característica que las diferencian de una imaginación, y es que en las alucinaciones se activan las zonas del cerebro relacionadas con la percepción (lo cual es la causa de que eso que no está nos parezca tan real).
Las alucinaciones pueden afectar a un solo sentido o pueden darse en varios simultáneamente, y suelen ir asociadas a enfermedades como la esquizofrenia, la epilepsia, las migrañas y otras enfermedades neurológicas y estados alterados de conciencia. También son muy comunes las alucinaciones en las personas que han consumido drogas o psicofármacos, llegando a sentir que se acentúan los colores, que el tiempo cambia de velocidad, etc.
Sin embargo, hay otros tipos de alucinaciones de los que muchos hemos oído hablar o nos han ocurrido, pero que no nos vienen a la cabeza tan fácilmente. Quizás no te ha pasado pero, en ocasiones, cuando uno se duerme, al rato le da la sensación de estar despierto, hasta el punto de creer firmemente que tenemos los ojos abiertos y de que estamos viendo y oyendo lo que ocurre a nuestro alrededor, pero no podemos movernos. También puede haberte ocurrido que en mitad de la noche te despiertas y sientes que alguien tira de tu pierna hacia abajo, o que todo tu cuerpo no te responde; como si algo o alguien te estuviese sujetando. Esto que a mucha gente le pasa, e interpretan como experiencias paranormales, se llaman alucinaciones hipnagógicas e himnopómpicas.
La diferencia entre una y otra, es que la primera tiene lugar cuando pasamos de la vigilia al sueño (al principio del sueño, cuando nos dormimos) y la segunda tiene lugar antes de despertarnos (cuando pasamos del sueño a la vigilia). Estas alucinaciones pueden ser tan desagradables que nos llevan a ver cráneos o cadáveres a nuestro alrededor, o darnos la sensación de que hay espíritus revoloteando por la habitación.
Si te ha pasado, ya puedes estar tranquilo; no eres el único y es algo normal. La explicación de esto es que, durante el sueño, los ojos se mueven rápidamente y viven la escena que nuestro cerebro recrea. Pero, para evitar que el cuerpo también actúe como si estuviese dentro del sueño, se envían señales a la médula espinal para que inhiba a las extremidades. De tal forma que, cuando uno se despierta en mitad de un sueño, puede no haber dado tiempo a que el cerebro le diga a la médula que permita el movimiento de las extremidades y nos dé esa sensación de parálisis (entre otras cosas). La próxima vez, espera unos segundos y tranquilízate, en nada todo volverá a la normalidad.
Otro tipo de alucinaciones muy comunes también son las de aquellos que han tenido experiencias cercanas a la muerte. En estas situaciones, aunque siempre hay matices dependiendo de la persona, todos suelen coincidir en tener la sensación de que les extraen de su cuerpo, de que se ven a sí mismos y/o de ver el famoso túnel de luz. Pero todo tiene una explicación.
Es impresionante que nuestro cerebro sea capaz de hacer todo esto sin que nos demos cuenta, ¿verdad? Pues así es, nuestro cerebro es capaz de inducirnos las más complejas alucinaciones. Pero tranquilo, experimentar una alucinación, aunque sea tan impresionante como las últimas que hemos visto, no implica la existencia de una psicopatología. Pueden aparecer de forma espontánea y esporádica por diversas causas: fiebre, falta de sueño, un desequilibrio químico temporal en nuestro cuerpo…
Tras todo esto, quédate con la idea de que, si has sufrido o sufres alguna alucinación en el futuro (sin haber consumido sustancias o haber sufrido alguna lesión que las explique), todo es algo normal y tiene una razón. No te pasa nada extraño y no eres el único. Simplemente es una prueba más de lo interesante e increíble que es nuestro cerebro.
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100/10 Excelente explicación