Todos hemos oído hablar del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), ya sea por la gran cantidad de diagnósticos que encontramos en la actualidad o bien por las diversas polémicas que hay acerca de su naturaleza. Pero.. ¿Sabes realmente a que hace referencia este trastorno?
Podemos entender el TDAH como un trastorno de inicio en la infancia por inatención (mantener la atención) y/o hiperactividad (exceso de movimiento) e impulsividad (dificultades para controlar impulsos). Los manuales diagnósticos (DSM-IV y DSM-5) describen tres tipos o formas en las que puede manifestarse:
Tipo o Presentación predominante con falta de atención
Tipo o Presentación predominante hiperactiva/impulsiva
Tipo o Presentación combinada: encontraremos síntomas tanto de inatención como de hiperactividad/impulsividad.
Ha de aclararse que e trata de un trastorno que aparece y prevalece en la infancia, pero que en algunos casos puede conservarse en la vida adulta. Se estima que más del 80% de los niño/as continuarán presentando problemas en la adolescencia, y entre el 30-65%, en la edad adulta. Por eso, aunque hablamos del niño/a con TDAH -pues encontramos más casos y es el momento de actuar- no hay que olvidar que los adultos también pueden padecer esta patología.
Síntomas del TDAH
Ha quedado claro que el TDAH hace referencia a dos grandes grupos de síntomas: lainatención y la hiperactividad/impulsividad, pero es necesario entender a qué hacemos referencia concretamente para poder observarlo desde casa.
¿Qué es la inatención?
En grandes rasgos hace referencia a la dificultad para mantener la atención de manera sostenida en una tarea o actividad. De manera más especifica encontramos que estos niño/as (o adultos) con frecuencia:
Fallan en las tareas escolares, en el trabajo o durante otras actividades, por no prestar la debida atención a detalles o por descuido.
Tienen dificultades para mantener la atención en tareas o actividad recreativas.
Parecen no escuchar cuando se les habla directamente.
No siguen las instrucciones y no terminan las tareas escolares, los quehaceres o los deberes laborales.
Tienen dificultad para organizar tareas y actividades.
Evitan, les digusta o se muestran poco entusiastas a iniciar tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido.
Pierden cosas necesarias para tareas o actividades.
Se distraen con facilidad por estímulos externos o pensamientos no relacionados con la tarea.
Olvidan las actividades cotidianas (ej. devolver una llamada, pagar una factura… .
¿Qué es la hiperactividad/impulsividad?
En grandes rasgos hace referencia a las dificultades para controlar el exceso de movimiento y los impulsos. De manera más especifica encontramos que estos niño/as (o adultos) con frecuencia:
Juguetean o golpean manos/pies o se retuercen en el asiento.
Se levantan en situaciones en que se espera que permanezcan sentados.
Corretean o trepan en situaciones en las que no resulta apropiado.
Son incapaces de jugar o de ocuparse tranquilamente de actividades recreativas.
Actúan como si “lo impulsara un motor” (expresión que encontramos en el discurso de muchos padres sobre sus hijos con TDAH).
Hablan excesivamente.
Responden inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta
Les es difícil esperar su turno.
Interrumpen o se inmiscuyen con otros.
¿Cualquier niño/a inatento/inquieto tiene TDAH?
El diagnóstico de TDAH
Nos encontramos en una etapa vital –la infancia- en la que la inquietud motriz o la inatención ante ciertas tareas es propio de la edad. De manera que los síntomas por sí solos NO van a determinar el trastorno, debemos tener en cuenta más aspectos a la hora de realizar un diagnóstico:
NO se debe a un problema físico: en psicología siempre debemos descartar un problema físico antes de hacer un diagnóstico; la inatención o hiperactividad/impulsividad no pueden deberse o ser causadas por un problema fisiológico. Por ejemplo, un niño/a con dificultades de audición probablemente se distraerá en clase, no comprenderá ciertas órdenes…pero la dificultad en este caso reside en la audición y por tanto no podemos diagnosticar un TDAH (al menos por el momento hasta solucionar el problema de audición).
NO se debe a otro trastorno mental: podemos encontrar diagnósticos de TDAH que además cursan con otro trastorno (ver en el apartado siguiente), pero este según NO debe causar el déficit de atención o la hiperactividad-impulsividad.
NO se debe a una dificultad en el aprendizaje: ya hablábamos en publicaciones anteriores sobre estas problemáticas (ver “¿Por qué a mi hijo le cuesta aprender?”) y que ambas suelen coexistir. Pero NO debe explicar el diagnóstico; es decir, si la falta de atención al material escolar se debe a que no lo entiende por una dificultad en el aprendizaje, no podemos decir que se trate de un caso de TDAH.
Ocurre en todos los ambientes: el TDAH NO depende de la situación concreta, sino que se trata de un déficit que afecta a todas las áreas vitales del niño/a. Por tanto, no podremos diagnosticar TDAH a un niño/a que, por ejemplo, se distrae en el aula pero es capaz de realizar tareas durante mucho tiempo (como leer) en casa, o es capaz de mantenerse tranquilo y paciente cuando juega con otros niño/as.
Los síntomas provocan malestar: decíamos que en la infancia la inquietud motriz o la inatención son de lo más frecuente y no conllevan un problema. El diagnóstico podrá hacerse cuando estos síntomas son graves y duraderos en el tiempo y en diferentes ambientes, generando problemas y malestar al niño/a. Es decir, los síntomas interfieren con el funcionamiento social, académico o laboral, o reducen la calidad de los mismos
¿Cómo controlar estos aspectos?
La respuesta es con una evaluación completa y adecuada:
Pruebas médicas: para descartar posibles problemas físicos
Pruebas clínicas psicológicas: para comparar ambientes, descartar problemas intelectuales y constatar dificultades de inatención y/o hiperactividad-impulsividad. Debemos realizar:
Observación y entrevista con el niño/a.
Entrevistay test para la familia
Información desde el centro escolar
Evaluación neuropsicológica (son pruebas o test psicológicos)
Repercusión del TDAH, algunas cifras
El TDAH es uno de los diagnósticos más comunes en población clínica infantil, así como uno de los más conocidos por padres y profesores. Encontramos discrepancias en cuanto a las cifras:
El DSM-IV y otros manuales dicen que 2-5% de la población infantil tiene un diagnóstico de TDAH.
Sin embargo otros estudios muestran tasas superiores al 10%. Según el tipo:
Puramente desatentos: 4,9% – 9%
Impulsivos/hipercinéticos: 3,4% a 3,9%
Subtipos combinados: 4,4% a 4,8%
Dentro de la Psiquiatría Infanto-Juvenil constituye cerca del 50% de su población clínica.
Los niños son 4 veces más propensos que las niñas a sufrir TDAH.
Consecuencias y problemas asociados al TDAH
Es importante hacer hincapié en la importancia y gravedad de esta patología, pues no se trata sólo de niño/as “movidos” a los que les cuesta el colegio, sino que las consecuencias son de gran alcance:
Problemas escolares asociados: vemos dificultades académicas derivadas del TDAH y que en la vida adulta pueden convertirse en dificultades laborales.
Fracaso escolar más notable y común.
Coexistencia con dificultades del aprendizaje (dislexia, discalculia…).
Comportamiento disruptivo en el aula (son desobedientes, molestos…)
Problemas sociales asociados: en algunos casos encontramos dificultad para hacer amigos debido a que son ruidosos, rápidos, energéticos, agresivos…
Problemas conductuales: suelen coexistir con otros diagnósticos conductuales:
El 65% presentarán también un “Trastorno Negativista Desafiante”
El 20-30% presentarán también un “Trastorno Disocial”
Intervención en TDAH
El objetivo de este post es comprender a los niño/as con este diagnóstico y no tanto la intervención con los mismos. Sin embargo comentar a grandes rasgos que en la actualidad contamos con un enorme abanico de herramientas y conocimientos para intervenir con estos niño/as que podemos resumir en tres tipos de intervenciones:
Intervención con el niño/a: podemos intervenir directamente con el menor en múltiples áreas. Abordaje psicoeducacional, terapia cognitivo-conductual, entrenamiento en habilidades sociales…
Intervención con los padres y/o profesores: es de grandísima utilidad dar pautas a los cuidadores del niño/a, pues podemos mejorar su situación cambiando pequeñas cosas y mejorando el manejo del menor.
Intervención farmacológica.
En conclusión
El TDAH es un trastorno muy conocido por todos, de gran repercusión y complejo. Por ello es de gran utilidad comprender cómo actúa un niño/a con este diagnóstico, saber descartar otros problemas que están causando estas dificultades, y observar al niño/a en todos sus ambientes.
Este trastorno acarrea muchas consecuencias, sin embargo, una detección e intervención a tiempo pueden propiciar al niño/a de gran calidad de vida, una evolución favorable y una vida sin tantas interferencias.