La disociación es un fenómeno que alude a la desconexión que sufren algunas personas entre sus pensamientos, sus emociones, sus recuerdos y su propia identidad, es un proceso psicológico que se encuentra comúnmente en personas que buscan un tratamiento por problemas psicológicos, algunos psicólogos la definen como un mecanismo de defensa del inconsciente o que ponemos en marcha de manera inconsciente para no experimentar dolor emocional ante un conflicto o situación estresante.
El problema viene cuando la disociación se mantiene en el tiempo y el evento traumático ya ha pasado.
La disociación cae dentro de una línea continua de severidad. Por ejemplo, una disociación leve sería quedarse absorto leyendo un libro y no darse cuenta de lo que sucede a tu alrededor, o cuando éstas conduciendo por una carretera familiar y que te das cuenta de que no recuerdas los últimos kilómetros porque tu mente estaba en otra parte mientras tu cuerpo se encargaba de conducir. Estos síntomas no se consideran patológicos y caen dentro de la normalidad. Reciben el nombre de abstracción hipnótica. Una forma más severa y crónica de disociación puede verse en el trastorno de identidad disociativo antes llamado trastorno de personalidad múltiple.
La disociación puede afectar a la subjetividad de una persona en forma de pensamientos, sentimientos y acciones que parecen no provenir de ninguna parte, o se ve a sí misma llevando a cabo una acción como si estuviera controlada por una fuerza externa. Por lo general una persona se siente “controlada” por una emoción que no parece tener en ese momento, una persona puede encontrarse a si misma haciendo algo que no haría normalmente pero incapaz de detenerse, como si alguien le estuviera obligando a hacerlo.
Los signos y síntomas dependen del tipo de trastorno disociativo que tengamos, pero pueden comprender:
Hay cuatro maneras principales mediante las cuales la disociación de procesos psicológicos cambia la manera en que una persona experimenta la vida.
Despersonalización
Es un fenómeno que se da cuando la persona no se reconoce en su propio cuerpo o mente. Hay una sensación de desapego, se vive como si fuera un observador externo de sí mismo. Por ejemplo una persona puede experimentar la sensación de mirarse al espejo y no reconocerse a sí mismo, o incluso no sentirse conectado con su propio cuerpo.
Desrealización
La persona vive el mundo como si no fuese real, como si fuese un sueño. Tiene una sensación de confusión porque se siente torpe a la hora de distinguir si lo que está viviendo realmente está pasando ahora mismo. Percibe el mundo de manera distorsionada y distante sin poder remediarlo. Por ejemplo, puede escuchar las voces de los demás de manera lejana o distante.
Amnesia disociativa
La amnesia es la incapacidad para recordar información autobiográfica relevante. Puede ser que la persona se olvide de su cumpleaños, de la fecha de su boda o incluso de partes de su vida. La amnesia disociativa es diferente al olvido diario porque afecta y genera malestar significativo a la persona que la padece.
Confusión y alteración de la identidad
La confusión de la identidad se produce cuando la persona tiene dudas de quien es en realidad. Puede experimentar distorsiones en el tiempo, el espacio y situación. La persona puede pensar que tiene diez años menos de los que tiene. Al experimentarse una alteración de la identidad, la persona puede cambiar de tono de voz o utilizar diferentes expresiones faciales que le pueden inducir a situaciones del pasado.
La investigación tiende a indicar que la disociación procede de una combinación de factores ambientales y biológicos. L probabilidad de que una tendencia a disociar sea heredad se considera que es de cero. Por lo general el abuso físico y/o sexual en la infancia y otras formas de trauma se asocian al desarrollo de los trastornos disociativos. En el contexto de un trauma crónico y severo en la niñez, la disociación puede ser considerada adaptativa, porque reduce el intenso dolor emocional creado por el trauma, pero si la disociación continúa utilizándose en la edad adulta cuando el peligro original ya no existe, puede ser disfuncional. El adulto que disocia puede desconectar automáticamente de las situaciones que percibe como peligrosas o amenazantes, sin determinar si existe un peligro real.
La disociación puede también ocurrir cuando ha habido negligencia severa o abuso emocional. Los niños pueden también disociar, en las familias en las que los padres son amenazadores, imprevisibles, disocian ellos mismos, o utilizan un estilo de comunicación altamente contradictorio.
El desarrollo de desórdenes disociativos en la edad adulta parece estar relacionado con la intensidad de la disociación durante el acontecimiento traumático real, la disociación severa durante la experiencia traumática aumenta la probabilidad de la generalización de tales mecanismos tras el acontecimiento.
El trauma repetido en la niñez aumenta la probabilidad de desarrollar trastornos disociativos en la edad adulta.
Uno de los problemas principales para la persona con un trastorno disociativo es la alteración de la regulación de las emociones, es decir la dificultad para tolerar y manejar experiencias emocionales intensas, lo que puede desencadenar un cambio en el estado del yo, desde un estado de ánimo a otro.
La despersonalización (como si estuviéramos fuera de nuestro cuerpo) es un modo de no estar presente mientras se está siendo sometido a un acto de abuso o crueldad insoportable. Como última alternativa de una mente abrumada para escapar del miedo cuando no hay escapatoria, una persona puede inconscientemente adaptarse creyendo que es alguien diferente
Si nos sentimos identificados con esto, donde los síntomas sean más frecuentes o interfieran en nuestra vida diaria, quizás entonces debemos pedir ayuda a un psicólogo para ver si es necesario un tratamiento que nos ayude a integrar de nuevo las diferentes partes que hayan quedado separadas/disociadas, generalmente es un tratamiento personalizado donde se aborda el trauma, se trabaja con las parte disociadas y se enseñan estrategias de autocuidado. Se trata de restaurar la confianza en nuestras propias capacidades como una forma sana de protección y autocuidado.
En Armonía Psicólogos te podemos ayudar a tratar estas dificultades.