Probablemente todos conocemos alguna manera de maltrato, pero hay que saber que existen diversos tipos, algunos de ellos muy frecuentes pero difíciles de detectar. Es importante explicar y entender qué es el maltrato infantil y cómo afecta a nuestros pequeños para poder actuar ante el mismo. Es necesario prevenir, detectar e intervenir lo antes posible cuando hablamos de maltrato o abuso a un menor; así como entender que tiene gravísimas consecuencias a largo plazo. Entre ellas destacar el daño que provoca a nivel cerebral, pues el maltrato modifica ciertas áreas del cerebro a nivel neuronal.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el maltrato infantil como “los abusos y la desatención de los que son objeto los menores de 18 años (…) que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder”.
De manera que podemos entender como maltrato múltiples conductas ejercidas hacia un menor, entre otras:
Es dificil estimar la prevalencia del maltrato infantil y pueden encontrarse múltiples datos no siempre coincidentes. La OMS ofrece ciertas estadísticas a raíz de estudios internacionales:
Los datos resultan alarmantes, en especial porque se cree que están subestimándose. Muchos casos de maltrato pasan desapercibidos, especialmente casos de maltrato psicológico o negligencias; además muchas muertes se atribuyen erróneamente a caídas, quemaduras, ahogamientos u otras causas.
El maltrato tiene consecuencias para los menos a diversos niveles, tanto en el momento en que se infringe como a largo plazo. Conlleva problemas físicos, pero también conductuales y afectivos; y es importante conocer los más importantes pues pueden servirnos para detectar casos de maltrato en un menor:
Como comentaba, las consecuencias del maltrato no terminan en la infancia, sino que pueden durar toda la vida de la persona. Los adultos que sufrieron maltrato cuando eran niños presentan mayor riesgo de:
El maltrato infantil es un factor ambiental adverso y la infancia una etapa de especial vulnerabilidad. De esta manera, maltratar a un menor puede truncar el proceso de neurodesarrollo, condicionando la maduración cerebral del pequeño.
Diversos estudios muestran sorprendentes resultados acerca de cómo el maltrato durante las primeras edades de la infancia modifica el cerebro. Se plantea que los efectos duraderos del maltrato infantil puedan deberse a estas anomalías neurológicas. Encontramos fallos en los procesos de neurogénesis, mielinización, sinaptogénesis y poda neuronal, que darán lugar a alteraciones en:
El perfil neuropsicológico resultante de estas alteraciones se caracteriza por problemas de atención, memoria, lenguaje, desarrollo intelectual, fracaso escolar y elevada prevalencia de trastornos mentales.
Las repercusiones del maltrato van más allá de las lesiones o desatenciones causadas. Los niños maltratados presentan problemática de salud, conductual, afectiva, social, mental…así como modificaciones neuronales a nivel cerebral. Estas consecuencias se mantienen, en muchas ocasiones, a lo largo de toda la vida, desembocando en graves problemáticas en la vida adulta.
La magnitud del problema, tanto por las consecuencias como por el elevado número de casos, puede entenderse como un llamamiento para que todos nos responsabilicemos de este problema.
La desinformación puede conducir a una insalubre crianza de los menores y a que esto no sea detectado por un tercero. Por ello es esencial conocer la situación y problemática expuestas, así como contar con asesoramiento profesional cuando la situación desborda o la incertidumbre sobre cómo actuar paraliza.